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Jorge Beinstein: La realidad nos está acorralando hacia una revolución popular de gran envergadura

Para Jorge Beinstein, Doctor de Estado en Ciencias Económicas, especialista en prospectiva económica y geopolítica, la crisis que atraviesa nuestro país era previsible ante la llegada de un gobierno con un presidente orgánicamente mafioso.

Una entrevista necesaria para comprender las ”turbulencias” que instauró la alianza Cambiemos (PRO-UCR), cómo se llegó de un país desendeudado al default técnico en dos años y medio, las variantes del último tiempo en el plano geopolítico, la estrategia imperial para Nuestra América y el escenario político local que resiste a la tercera noche neoliberal.

- Venimos de semanas turbulentas en materia económica en el país y, hace un mes, escribiste una nota al respecto que lleva por título ‘Dos tendencias convergentes. En ruta hacia la implosión económica y la explosión social’. Te pido analices lo que sucedió.

- No casualmente traje un libro que saqué hace unos meses y se llama ‘Macri. Orígenes e instalación de una dictadura mafiosa’, donde reúno un conjunto de artículos de antes de la asunción de Macri. A esta situación se la veía venir. Primero por la manera en la que Macri llegó al gobierno, mediante un golpe blando, aunque con la confusión electoral parecía que no, después nos dimos cuenta que efectivamente era así. Hay pruebas de todo tipo. Las primeras medidas económicas que se adivinaban antes de que asuma era una gigantesca transferencia de ingresos que terminó provocando un agujero fiscal fenomenal y, por otro lado, una contracción del consumo. Ese agujero fiscal lo cubrieron con deuda entrando en una vorágine de endeudamiento.

”En este momento, la Argentina está en un default técnico, no está anunciado el default pero no hay cómo pagar la deuda”

Si uno analiza cuándo empezó la carrera de la deuda en la Argentina, con la dictadura militar en el ’76, entiende que se tardó un cuarto de siglo en llegar al default. Estos tipos llegaron al default en dos años y medio. Un récord, un mérito de Macri. La situación actual se veía venir porque la deuda creció exponencialmente durante todo 2016 y 2017 y eso se tenía que terminar en algún momento. La discusión que yo tenía con colegas era si se terminaba a comienzos o a finales de 2018 ya que, la posibilidad de endeudarse más, estaba saturada. En este momento, la Argentina está en un default técnico, o sea, no está anunciado el default pero no hay cómo pagar la deuda. Lo que se veía venir era que, por un lado, se produciría una muy rápida reducción del mercado interno, que en un país como la Argentina, con organizaciones sindicales y sociales, eso podía ser viable que se produjera a lo largo de diez años, pero en tan poco tiempo era evidente que iba a provocar reacciones sociales y estas van in crescendo. Las movilizaciones son cada vez más grandes. Incluso algunas empezaron a ser no sólo más grandes sino, también, más radicalizadas: lo que pasó en diciembre con el tema previsional. Los chicos llaman a eso ‘la intifada’. Por otro lado, la ida hacia el default –aunque todavía no esté proclamado públicamente- va a llevar a una catástrofe económica, a un derrumbe de la economía. Esto es lo que se visualiza estas semanas que pasaron. Que se derrumbaba era evidente, pero lo de estas semanas era el final.

La disparada del dólar quiere decir que no hay dólares para poner, los famosos cincuenta mil millones de dólares que tiene como reserva el Banco Central son falsos. Cualquier economista que haya cursado dos o tres materias en la facultad sabe que una cosa es el patrimonio bruto del Banco Central y otra es el neto. Tenes que deducir lo que es endeudamiento, obligaciones, etc. Es decir que el patrimonio real que tiene el Banco Central es menos de la mitad que esa cifra, con la cual tiene que afrontar deudas de todo tipo y donde la economía argentina en su conjunto tiene que enfrentar deudas en dólares públicas y privadas que son muy grandes. Entonces el default se veía venir, la pregunta era cuándo iba a ocurrir. Creo que piensan en corto plazo. Son extremadamente hábiles para el corto plazo pero carecen de visión de mediano y largo plazo. Es la mentalidad de la llamada timba financiera. Para eso son muy vivos, siempre hay que tener una mano en el bolsillo, otra en la billetera y otra atrás, porque nunca sabes por dónde te la van a dar. Para eso son hábiles pero los revienta el largo plazo. Se habla en estos días que va a haber anuncios, pero los anuncios que ellos pueden pensar son en el sentido de cómo van a ajustar.

- Ese es uno de los planteos del FMI, quien hoy maneja la economía argentina. Mencionas cómo llega Macri al poder y hay una situación que es la Guerra de Cuarta Generación y cómo el caso Nisman funcionó como una especie de operación mediático/judicial para generar las condiciones para que hoy esté gobernando Macri. Lo interesante en esta ecuación es que lo que están haciendo es lo que venían a hacer, no es que se están equivocando sino que venían efectivamente a saquear. Cómo ves a la Argentina en el marco continental y global, con esta disputa entre Rusia y China con los norteamericanos, la guerra económica, financiera, pero en la que Estados Unidos tiene como resguardo en términos de saqueo a Nuestra América, su reserva de biodiversidad, de materias primas, mano de obra barata.

- Hay que enfocarlo desde varios lados. Por un lado está el cambio en la configuración geopolítica global. Estados Unidos ha perdido la guerra de Eurasia, la mayor aventura militar de toda la historia norteamericana desatada antes que se derrumbe la Unión Soviética. Lanzan una guerra larga, fíjate cuánto está durando la guerra de Afganistán, es la más larga en la que estuvo Estados Unidos. Esa guerra la perdieron. Afganistán es un pantano, Irak hoy en día es pro-iraní, fueron derrotados en Siria, hasta se dio en medio de todo eso que el ejército israelí, que nunca había sido derrotado, fue vencido en Líbano por el Hezbollah, o sea, una catástrofe para ellos. Entonces no les queda en Asia más que replegarse y negociar el repliegue. Para lo cual se hacen los guapos, Trump amenaza a los coreanos o hacen lo de Ucrania. Ellos ahí perdieron y, por eso, se repliegan a su retaguardia estratégica, patrio trasero, como se le quiera llamar. Eso se manifestó incluso antes de que asuma Trump. Obama empezó toda una ofensiva sobre América Latina: el golpe en Honduras, lo que ocurrió en Brasil y que ahora culmina con la proscripción de Lula, el acoso a Correa hasta que al final lo acorralaron y tuvo que meter a un candidato que era un traidor evidente, Lenín Moreno, y lo de acá que fue una cosa parecida, a Argentina hay que verla dentro de ese conjunto.

”Por primera vez en la historia a nivel mundial, un tipo que es un mafioso orgánico, Macri, es presidente de la República”

Los norteamericanos libraron una Guerra de Cuarta Generación (G4G) en la región con instrumentos nuevos: el apoderamiento de los sistemas judiciales y el terrible control mediático. Ese es uno de los aspectos: la ofensiva norteamericana. El otro es que esta ofensiva no se dio sobre la nada, no es que se les ocurrió ‘vamos a hacer una ofensiva a ver qué grupos sociales reclutamos para esto’. Hay burguesías muy corruptas en la región, muy degeneradas. El caso argentino salta a la vista, por primera vez -no solamente en la historia argentina sino a nivel mundial- un tipo que es un mafioso orgánico, Macri, es presidente de la República. Además, hay un fenómeno universal que se le suele llamar neofascismo o nueva derecha: Polonia, Letonia, Brasil o en Caracas donde quieren matar a todo tipo que tenga la piel un poquito más oscura. Es una mezcla de racismo y clasismo. Eso se vio en la Argentina con la ofensiva político-mediática en el 2008, cuando salieron masas reaccionarias a la calle. Yo, por un tema generacional, era muy chico cuando fue el golpe del ‘55, soy nacido en un barrio popular de Buenos Aires, Villa Soldati, y vi lo que le pasó a mi familia y la agresión terrible que era el ‘negros de mierda, vayan a trabajar’. Lo mismo de ahora pero que, comparado, lo de hoy es mucho mayor, aunque allí fue mucho más cruento por el bombardeo y los fusilamientos, pero el odio y el racismo de esos grupos neofascistas son comparables con cosas que he visto en São Paulo o en Caracas. Entonces, hay que juntar todas esas cosas: el neofascismo de clases medias, la podredumbre rapiñera de las burguesías locales y el tema geopolítico, es decir, que los Estados Unidos se han re-lanzado a conquistar la región.

Jorge Beinstein en el programa Marcha de Gigantes que se emite los sábados a las 17 por Radio Universidad de La Plata AM 1390

Jorge Beinstein en Marcha de Gigantes - 01/09/2018

- En la nota planteó un concepto que es ‘economía de baja intensidad’, ¿podría explicarlo?

- Economía de baja intensidad quiere decir una economía funcionando a un ritmo mucho menor. Supongamos que ahora hubo una mega devaluación que va a producir una compresión brutal del mercado interno, la desocupación se va a ir al doble y la indigencia también. Una economía funcionando más lentamente, sin crecimiento. Se dice que este año la economía puede caer un 3 o 4%. Las cifras que hay ahora con las comparaciones interanuales, dan una caída del PBI del 5%. En este momento sobran las importaciones, hay un balance comercial negativo, pero con una economía muy contraída lo que vas a tener es un balance comercial positivo, se va a importar menos y no porque haya más o menos liberalismo importador, sino porque el consumo interno se va a achicar. Ahí tenes un elemento de equilibrio posible. Es lo que está pidiendo el Fondo Monetario Internacional, hacer un overshooting, todo ese tipo de cosas técnicas, pero que detrás de todo de eso hay una violenta compresión del mercado interno. A partir de ahí les van a empezar a sobrar dólares, pero para pagar deuda, que es infinita.

Entonces, la idea es una economía que funciona muy lentamente, sin crecimiento o con crecimiento anémico que, en realidad, sería la versión subdesarrollada de lo que está empezando a pasar en los países llamados de alto desarrollo. En el 2013 hubo una conferencia de Larry Summers, uno de los gurúes del establishment financiero global y del FMI, donde lanza la teoría del estancamiento secular, que dice que Estados Unidos, Europa o Japón no van a crecer nada o muy poco. Es lo que está pasando: Estados Unidos está creciendo a un 2%, Europa dando vueltas alrededor del 1% y Japón entre el 1 y 0%. Después está la discusión de por qué eso está sucediendo y qué proyecta hacia el futuro.

”México también está demostrando que la Guerra de Cuarta Generación fracasa”

La versión del subdesarrollo es la economía de baja intensidad, sin crecimiento equilibrada pero a un nivel muy bajo, con alto nivel de represión, con una desintegración social muy grande. Hacia eso van estos tipos. Más allá de lo que dicen entre ellos o para afuera, van hacia eso. Un anticipo, no respecto al bajo crecimiento pero sí al tipo de sociedad que eso configura, sería México. Por razones profesionales se me dio la casualidad de ir a una conferencia para un grupo chico en Buenos Aires, que dio un asesor del Departamento de Estado de Estados Unidos, fui a ver qué decía el tipo y los que estaban, todos tipos neoliberales, detestables, se quedaron sorprendidos porque el asesor dijo que el paradigma es México. Un desastre social. Es decir, ese sería el punto máximo de la Guerra de Cuarta Generación. Pero México también está demostrando que la G4G fracasa, porque vos podes desintegrar y desintegrar pero hay reservas culturales muy profundas. Yo estuve allá hace unos meses, antes de la elección de López Obrador. Estuve primero en un pueblito, Zacatecas, y después en DF. Pocos días antes de las elecciones, en Zacatecas, me hizo recordar a mi infancia cuando había elecciones y preguntabas cómo habían salido las cosas, por ejemplo, en Morón, y te decían que había ganado el peronismo con el 80%; y lo que vi con López Obrador allí era que lo votaba todo el pueblo. Eso son reservas culturales. Es decir, hubo un renacimiento cultural en el sentido profundo del término, que se expresa en cantidad inmensa de organizaciones sociales, de teatros, de murgas, políticas, hay todo un fermento social que es un recreación cultural con la cual se están enfrentando estos tipos.

- Una de las cosas que abarcas en la nota tiene que ver con cómo se va recrudeciendo el descontento, lo cual genera mayores niveles de movilización. En relación a lo que decís, cómo puede ser el desenlace de esta situación, teniendo en cuenta que institucionalmente hay algunas expresiones de intento de revertir pero hasta ahora no queda más que en la retórica. ¿Puede desenlazar en algo parecido a lo de Perú con Kuczynski, lo ves más que sea por una salida callejera de presión popular?

- En primer lugar, el tema de las organizaciones sociales en Argentina excede a los sindicatos. Hay una cultura de organización social. Incluso lo que está llenando ahora las calles no son los sindicatos sino los grupos -por decir- A, B, C, etc, o el movimiento de mujeres que exige que un sector de la sociedad tenga derecho a decidir sobre su cuerpo, el derecho al aborto. Esto indica que hay una proliferación de organizaciones sociales que exceden al marco sindical. Lo otro es que hay países que tienen una gran tradición de organizaciones sociales como Bolivia, considerando que ellos tienen el sindicato minero que fue importante en un época, después la minería se fue al demonio, y muchas de las cosas que han ocurrido en Bolivia se explica por esa proliferación de organizaciones sociales. Cosa que organizaciones políticas tradicionales de izquierda no entendían el fenómeno porque decían ‘nosotros queremos organizar, encuadrar, y cada cinco hay un jefe’. Bueno, eso es muy vital.

Volviendo al desenlace acá, creo que esto no es un 2001. Desde el punto de vista del juego de poder, en 2001 tenías que de la Rúa había perdido las elecciones de medio término, o sea, era minoría en el Parlamento y no tenía su control. La gente salió a las calles y el tipo quedó hackeado, hubiera necesitado hacer el Estado de Sitio realmente. Incluso intentó primerear al Parlamento hablando con algunos jefes militares que le dijeron que no, que ya les había pasado que los usen de preservativo una vez, la segunda vez dijeron que no. No lo pudo hacer y finalmente lo derrocó el Parlamento. La diferencia es que, en primer lugar, no hay esa situación parlamentaria que tenía de la Rúa. Hasta ahora hay un control del Parlamento por el macrismo y el opoficialismo: Frente Renovador, sanguchitos, Pichetto, aparece Duhalde que fracasó en el 2002 porque quería una dictadura civil (ya se veía en la foto de Mussolini y decía ‘este soy yo’). Es un viejito pero hay otros. Está Massa, Felipe Solá y toda una serie de tipos que se están ofreciendo para hacer lo que ellos llaman una transición, que sería con mucho pragmatismo porque son tipos muy vivos -vivos como ellos no hay-, que harían que la gente se trague la píldora del Fondo Monetario para ir con algún circo. Cuando vos veas a estos tipos pregúntales qué hacemos con el Fondo Monetario. No responde ninguno, desde Felipe Solá hasta Duhalde que dijo directamente que el Fondo Monetario es el que da la salida.

En realidad, se parece al 2001 en eso de que hay gente que intenta hacer aún más de lo mismo, la transición. Duhalde era eso y fracasó. Sacó del bolsillo a uno que no conocía nadie, porque a los conocidos no los votaba nadie: De La Sota o Reuteman que, como de costumbre, renunció. Y bueno, fue con uno que no conocía nadie y se equivocó terriblemente porque el tipo, una vez que se instaló, le dio un codazo a Duhalde y se inauguró todo un proceso nuevo en la Argentina. La primera diferencia es que hay una situación parlamentaria que no está aclarada. En segundo lugar, que esta gente a diferencia de de la Rúa, construyó, en dos años y medio, un muy buen aparato represivo. Es decir, si uno piensa qué tienen los norteamericanos de manejo directo, a través de tipos a los que les daban cursos en otras épocas, es el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio de Seguridad, donde hay agentes norteamericanos pero, sobre todo, hay israelíes que están instalados ahí y armaron una policía militar, Gendarmería, Prefectura, sector de la Policía y hasta quieren rapiñar un sector mismo de las Fuerzas Armadas tradicionales. Eso no existía antes y existe ahora. Todavía no ha operado, hay que ver cómo puede operar eso.

Lo otro es que, en estos años, hubo una concentración económica muy fuerte en sectores parasitarios que son terriblemente concentrados y que disponen de esa Policía Militar y del apoyo de los Estados Unidos, lo cual hace más rígida la cosa. También es cierto que la movilización popular es mucho más grande que la que había en los meses anteriores a 2001. Estamos en una situación tal de que ellos están en condiciones de tapar la salida, lo cual quiere decir que si lo llegan a hacer, la salida va a ser mucho más explosiva de lo que fue en 2001 porque, por ahora, las movilizaciones populares son pacíficas; a la violencia, más bien, la arman los infiltrados de la policía. Además son los mismos cinco, seis encapuchados de siempre y que algún día les va a ir mal porque van a recibir una paliza. Es cierto, también, que cuando fue el tema previsional no eran los encapuchados, eran chicos organizados que estaban indignados por lo que pasaba y acorralaron a las fuerzas represivas. Eso a ellos les llamó mucho la atención, hay una nota que sacó el diario La Nación sobre ese tema y estaban alarmados por eso.

- ¿Esta pasividad de la que hablabas tiene que ver con el blindaje mediático?

- Le taparon durante estos dos años y medio muchas cosas y, antes de este tiempo, los medios eran, más bien, factores de desestabilización. Destapaban cualquier cosa o si no existía lo inventaban. Tuvieron eficacia, pero reitero que la eficacia no se hizo sobre la nada, había una base social muy reaccionaria, exacerbada por la fragmentación social que había en la Argentina. Se apoyaron en algo real, no fue un invento total. Y ahora, se siguen apoyando en esos sectores sociales, los de la movilización por el flan del otro día, que son fascistas, son tipos que odian al que está abajo, al pobre, al indefenso. Usan ese sistema mediático pero ves el nivel de movilizaciones que hay y cómo la gente está cambiando de opinión -muchos de los que lo votaron inclusive-, demuestra que el bloqueo mediático puede bombardear a la gente pero hasta que se enfrenta con la realidad, que el de clase media no puede cargar gasolina. El otro día se viralizó que Caputo fue a un restaurante y un empresario, que dice que tenía ciento veinte empleados y seguramente debe haber votado a Macri, lo empezó a insultar.

Los medios de comunicación son relativamente eficaces. Mencionaba a López Obrador y ganó las elecciones con todos los medios en contra. En Brasil, cuando Lula ganaba las elecciones era contra los medios de comunicación. Incluso, cuando ganó Lula en un diario importante salió un título muy graciosos: ‘Fue derrotada la opinión pública. Ganó el pueblo’. ¿Van a convencer a la gente de que los precios se están disparando y que eso está bien? O, como dijo Vidal: ‘esto es un parto’. En un parto hay de todo, podes parir un monstruo también, con tres ojos y ocho orejas. Entonces son eficaces en cierto punto. Diría de enfrentar medios de comunicación y cultura, la gente produce cultura como puede, se organizan en un barrio y a eso los medios de comunicación no te lo pueden destruir así no más. Además, esos medios funcionan con una ideología cortoplacista, creen que te ponen tres colores y vos vas a reaccionar de cierta manera. El ser humano no es así.

”No saben hasta dónde les va a responder el sistema represivo si hay una rebelión popular”

Después está el sistema represivo que, hasta ahora, lo utilizaron para movilizaciones pequeñas o cuando se desconcentran las movilizaciones, no han enfrentado cincuenta mil personas, y cuando tuvieron que enfrentar una cosa grande retrocedieron, que fue lo de diciembre. La eficacia de un sistema represivo se prueba en un largo período, estos todavía no han hecho nada. Cuando acá fueron usados los militares convencionales para hacer la represión sangrienta que hicieron, no es que de un día para otro los largaron al ruedo, esos tipos venían ya masacrando gente hacía muchas décadas: el Golpe del ‘30, la masacre de la Patagonia con un ejército fundado, realmente, por Julio Argentino Roca, que masacró pueblos originarios, un tipo sanguinario. Bueno, usaron a esos y no los estaban probando a ver qué pasaba. Aquí es lo mismo y ellos no saben hasta dónde les va a responder el sistema represivo si hay una rebelión popular.

- En la nota explica la coyuntura política pero todavía no había ocurrido la Operación Gloria, la operación de los cuadernos que, desde mi punto de vista, está preparando el terreno para un encarcelamiento de Cristina y una posterior proscripción. ¿Cuál es tu opinión al respecto y si esto puede llegar a acelerar la salida de Macri?

- Ellos también dudan porque podrían, incluso antes de que sea Cristina senadora, meterla presa. Por lo que me ha dicho gente que sabe de estas cosas y lo que uno intuye, ellos dudaban en meterla presa porque armarían un lío terrible, les sería peor. No sé si armaban un 17 de Octubre, pero algo impredecible seguro. Si la meten presa, ¿cómo va a reaccionar la gente? Por ahí esa es la chispa que les desata todo el desastre. Incluso la Argentina no es Brasil. Allá las movilizaciones son más chicas en relación a la masa de población. En Argentina tenes una ciudad con periferia gigantesca, que es casi la mitad del país, y tenes dos o tres ciudades muy grandes como Rosario o Córdoba que si se te empiezan a mover no tenes cómo controlarlo.

Hay un doble objetivo, si pueden anularla políticamente con meterla presa -como se hizo con Lula en Brasil-, lo harán; y lo otro supone que haciendo un hostigamiento permanente alientan al opoficialismo, que hacen un juego doble con tipos descarados como Pichetto o sinvergüenzas que se creen pícaros como Felipe Solá, que está jugando a que la proscriban a Cristina y él, defendiendo a Cristina proscripta, ser quien encabece. Hay algunos, más pícaros que él, que están deseando que efectivamente sea presidente porque hace falta el de la Rúa. También tenes sectores políticos absolutamente corruptos y podridos que tampoco piensan en ningún plazo. A mi parecer, un tipo como Pichetto es un tipo que está en el cortísimo plazo, que tiene un lío con el hijo que no sé qué embrollo hizo en el ANSES y que, en esa locura, él se cree que puede ser presidente. No se sabe cuánto puede durar ese tipo como presidente.

”Hay un liderazgo opositor muy fuerte que es Cristina”

Hay un tipo que está vinculado a la iglesia, no es una gran luminaria pero dice que hay dos cosas muy fuertes: por un lado, el macrismo; y, por el otro, el kirchnerismo, o sea Cristina, y ese es un fenómeno de liderazgos explosivo. Está esa cosa tonta de decir que tiene el 40% y es su techo, y las encuestas demuestran que ya rompió el techo. Además, Perón siempre tenía el 40 hasta que vino una avalancha terrible y no lo pudo parar más nadie. Con el 40 alcanza para hackear cualquier tentativa política. Hay un liderazgo opositor muy fuerte que es Cristina, más allá que ella quiera ser presidenta o no, esa es una cuestión aparte. La gente se refugia, por la gente digo el pueblo, los pobres, los estudiantes, se refugian en lo que aparece como un liderazgo ante esto. Y es ella.

- Trascendió hace poco más de un mes, en una entrevista con Joao Stedile, referente del MST, donde dijo que cuando volvamos hay que hacer un proceso constituyente. En Argentina hay algunos sectores que se están animando a plantearlo pero diría que, sin lugar a dudas, Venezuela y Bolivia -por lo menos- marcaron que ese era uno de los caminos dentro de lo institucional para cambiarles la regla de juego definitivamente. ¿Lo ves factible?

- No sólo factible, sino que imprescindible -con o sin constituyente- lo siguiente: una democratización de los medios de comunicación, para realizar las medidas que habría que tomar para salir de este desastre. Tampoco podes hacer nada si no hay una democratización del Poder Judicial, porque si vos, a partir de mañana, decís ‘les ponemos una tasa del 40%’ viene el juez y te dice que esto es inconstitucional y no sirve para nada. Entonces, para eso, hay que tener un poder político muy grande, un gran apoyo del pueblo. Por eso, hay una doble cuestión. Por un lado hay medidas imprescindibles, incluso antes de pensar las medidas económicas, como democratizar los medios de comunicación de verdad, democratizar el sistema judicial y con eso le estás cortando los pies. Ahora bien, para hacer eso, necesitas tener millones de personas respaldandote y en las calles, y para eso hay que tomar inmediatamente medidas económicas. Hay que levantar los salarios reales. Te van a decir el argumento de siempre: las pymes -que las están liquidando pero en ese momento te las tirarían por la cabeza-.

Es muy simple, para decir una barbaridad: duplicamos los salarios y das tasas de interés al 5% para las pymes, porque los costos financieros son decisivos. Vas a tener más demanda, los obreros contentos y vos vas a seguir vendiendo. Para eso necesitas el control del sistema financiero. Está todo enredado: el sistema financiero, los medios de comunicación, los jueces. A eso lo resolvió Alejandro Magno hace mucho tiempo, viendo cómo desatar un nudo, sacó la espada y lo cortó a la mitad. Entonces, lo que hay que hacer acá son grandes movilizaciones populares, un gobierno realmente popular con la audacia para hacer lo que Cristina y Néstor no pudieron hacer porque no tenían fuerza, y no tenían fuerza porque no podían juntar dos millones de tipos en la calle, y no lo podían juntar porque los tenían acorralados. Eso es el arte de la conducción y del poder, cómo hacer eso yo no los puedo aconsejar porque no estoy en eso. Pero la cosa sale por ahí, tomando medidas muy enérgicas respecto al sector financiero, al consumo, o sea salarios, jubilaciones, etc, e inmediatamente controlar los precios, porque si sube la demanda los supermercados te van a triplicar los precios. Ahí tenes que controlar en serio, no con las bravuconadas que hacía Moreno. Hay antecedentes de ese control en la Argentina, en los dos primeros gobiernos de Perón hicieron eso. En definitiva, son medidas económicas, pero también medidas respecto a los medios de comunicación y el sistema judicial. Es decir, una transformación, una revolución popular de gran envergadura. La realidad nos está acorralando hacia ese lugar.


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